jueves, 23 de mayo de 2013
El Perfume
SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD A PARTIR DE LA NOVELA “EL PERFUME”
Empezaré hablando sobre un aspecto muy importante en la novela del Perfume que es claramente la falta del lenguaje del protagonista. Podemos decir que esta falta del lenguaje proviene de su pasado. Se dice que cuando una madre le habla a su hijo, trasmite significador, le comunica estados propios en incluso se comunica con su hijo; de este modo la madre introduce palabras al niño y poco a poco le enseña las leyes del lenguaje y su sintaxis. Estas son las condiciones ausentes en el pasado de Grenouille que como todos sabemos, perdió a su madre el mismo día que nació. El bebé captaría esta “ausencia en presencia” con un fondo libidinal (Sigmund Freud y el psicoanálisis) que crea una tensión interna, cierta tensión llevaría al bebe a un trabajo de fantasmatización denominado “preludio a la vida fantasmática”.
La forma de simbolización y metaforización del mundo externo se ve dificultada en Grenouille ya que nunca tuvo esa relación maternal con nadie, lo más parecido se caracterizó por representaciones hostiles y abandonos constantes.
Esto le produce una falta de confianza con el mundo que sería la explicación al porque Grenouille está ausente de un olor humano y su imposibilidad para el sufrimiento. El ser no deseado como hijo no le permite hacerse dueño de su propia historia, en otras palabras, no consigue una continuidad existencial.
Como ejemplo claro de lo dicho observamos en el libro que la palabra pescado es la primera que dice este personaje y poco a poco solo es capaz de nombrar sustantivos que corresponden a olores. El lenguaje era totalmente inaccesible si no era por los olores. Nadie crea en el un proceso de maduración psíquica por lo tanto Grenouille ha quedado sujeto a esta desconfianza del mundo.
A continuación tenemos el olor para identificar a los sujetos que nos rodean. Primero de todo destacaremos un hecho que llama la atención en la novela, Grenouille se acerca a un espejo por primera vez cuando es ya un adulto. Vio a un extraño, no reconoció su rosto, de hecho leemos en el libro “Era la primera vez que alguien llamaba “mounsieur” a Grenouille. Volvemos entonces al tema materno donde se dice que en la mirada de la madre, el niño se reconoce desde temprana edad ya que es siempre llevado a un espejo por ella. En Grenouille vemos el curioso caso de un joven que se ve reflejado por primera vez cuando es ya un adulto.
Las representaciones verbales son huellas mnémicas que en el pasado han sido percepciones y ahora vuelven a ser conscientes “solo puede hacerse consciente lo que ya ha sido consciente”.
En Grenouille no vemos esta unión de la imagen objeto y la imagen palabra.
En Grenouille los olores han traspasado el umbral de la tolerancia por lo cual ese dolor sufrido no es más que la búsqueda de su vida, buscar aromas nuevos y placenteros que eliminen ese primer olor. Su sentido del olfato es algo prodigioso, a través de ese don mata a dieciocho doncellas para se finalmente concebido como un Dios, pero el nunca pudo olerse a si mismo, seguía buscando su identidad perdida. El olfato es para Grenouille el sentido más desarrollado, es a través de él como conoce la realidad como por ejemplo le permite discriminar olores amigable o agresivos. Asocia los olores a una imagen fuerte, pero no lo suficiente como para representarse a sí mismo.
En la obra del perfume podemos relacionar a un investigador que dice que el inconsciente, el principal concepto del psicoanálisis, se define por la negatividad. En el momento en el que un sujeto queda atrapado, se inicia una compulsión de repetición que busca acceso a una ligadura, su tiempo es así “asesinado”, que se relaciona con las mujeres a las que mata, en busca de su identidad perdida Grenouille hace una serie de actos repetitivos que pretende unir para llegar finalmente a lo que desea. Pero Grenouille conoce con el olfato, y a si mismo no se puede oler, luego su identidad es imposible de encontrar.
Finalmente llegamos al final de la historia donde la ejecución de uno de los criminales más aborrecibles se convierte en casi una fiesta en la cual todos acaban idolatrándolo bajo el influjo su perfume, Grenouille por fin estaba disfrutando. Se dice que es la primera vez en todo el libro que Grenouille tiene noción, pero era odio, odio hacia todos aquellos que lo adoraban. Grenouille sabía que ese perfume era su nueva máscara, una máscara que le era ajena, y sobada, reafirmaba lo no humano de su origen.
El proceso de discriminación del yo-no yo sustenta la cultura y surge en el lenguaje. Este proceso marca la posibilidad de triangulación y la posterior introducción de un tercero.
Cuando una madre le habla a su hijo trasmite significados, comunica estados propios y tiene algo que comunicar a su hijo; así va introduciendo palabras y le va transmitiendo las leyes del lenguaje y su sintaxis.
Estas condiciones estarían ausentes en la historia de G.
El bebe captaría esta forma particular de “ausencia en presencia”, con un fondo libidinal, lo que le generaría una cierta tensión interna. Fain (1971) sostiene que esta tensión llevaría al bebe a un trabajo de fantasmatización que denomina “preludio a la vida fantasmática”.
Experiencia esta, la de estar en tres (triadificación), que se encuentra obturada en G.
Se señala en la novela:
(…) Tampoco su inteligencia parecía desmesurada. Hasta los tres años no se puso de pie y no dijo la primera palabra hasta los cuatro; fue la palabra “pescado”, que pronunció como un eco en un momento de repentina excitación cuando un vendedor de pescado pasó por la Rue de Charonne anunciando a gritos su mercancía. Sus siguientes palabras fueron “pelargonio”, “establo de cabras”, “berza” y “Jacques lorreur!, nombre este último de un ayudante de jardinero del contiguo convento de las Filles de la Croix, que de vez en cuando realizaba trabajos pesados para madame Gaillard y se distinguía por no haberse lavado ni una sola vez en su vida. Los verbos, adjetivos y preposiciones le resultaban más difíciles. Hasta el “sí” y el “no” —que, por otra parte, tardó mucho en pronunciar—, sólo dijo sustantivos o, mejor dicho, nombres propios de cosas concretas, plantas, animales y hombres, y sólo cuando estas cosas, plantas, animales u hombres, le sorprendían de improviso por su olor.
(…) Las palabras que no designaban un objeto oloroso, o sea, los conceptos abstractos, ante todo de índole ética y moral, le presentaban serias dificultades. No podía retenerlas, las confundía entre sí, las usaba, incluso de adulto, a la fuerza y muchas veces impropiamente: justicia, conciencia, Dios, alegría, responsabilidad; humildad, gratitud, etcétera, expresaban ideas enigmáticas para él.
Por el contrario, el lenguaje corriente habría resultado pronto escaso para designar todas aquellas cosas que había ido acumulando como conceptos olfativos. Pronto, no olió solamente a madera, sino a clases de madera, arce, roble, pino, olmo, peral, a madera vieja. (…)
La forma de simbolización y de metaforización del mundo externo se ve dificultada en G. por la dinámica histórica representacional, ya que no hubo una oferta maternal —sustituta— suficiente, la que se caracterizó por representaciones hostiles y abandónicas.
La falta de confianza en el encuentro con el mundo que ha padecido G. ha marcado su cuerpo en la ausencia de olor humano y su imposibilidad para el sufrimiento.
La modalidad de circulación energética no surge como placentera sino como hostil y abandónica, tendiendo a las descargas y a la inhibición de las investiduras objetales, lo que no le posibilitaba una organización temporal para poder establecer una proyección de futuro y de orden temporal.
Este niño, no deseado como hijo, sufrió desde lo simbólico un ataque hacia su existencia .Un nombre tardío no le permitió a G. hacerse dueño de su propia historia, no logrando en consecuencia una continuidad existencial y apareciendo una fractura que le impidió la libidinización de su existir.
En G. el lenguaje materno lo remite al horror y a la muerte, por lo tanto no ha podido apropiarse de la lengua materna, en tanto que amenazante. Los enunciados que recibía sobre su existir se caracterizaban por una carga tanática y hostil importante: bastardo, hostil, voraz. Por esto el lenguaje estaba transformado en un mundo casi inaccesible, por lo cual el habla aparece tardíamente en G. y con una connotación particular (la primera palabra pronunciada fue “pescado”).
No hay en G. un proceso de maduración psíquica que le haya posibilitado una autonomía psíquica, lo que afecta su actividad narrativa.
En quienes han rodeado a G. no hay complejidad psíquica suficiente para permitir una encuentro que le posibilite la confianza para generar una autonomía, por lo tanto G. ha quedado sujeto a una demanda de especularización que nunca fue recibida.
Primera vez ante el espejo: en su adultez
Al dirigirse G. hacia el espejo por primera vez, le ocurre algo semejante a la conducta que surge en los animales, que se comportan como si vieran la imagen de un par. Lo que vio fue otro extraño y no pudo en un principio percibir que era su propia imagen; no reconoció su rostro. Tal situación evoca a las fallas en el necesario “estadio del espejo”, señalado por J. Lacan.
Leemos en la novela:
(…) Era la primera vez que alguien llamaba “monsieur” a Grenouille.
Fue hacia el espejo y se miró. Hasta entonces no se había visto nunca en un espejo. Vio a un caballero vestido de elegante azul, con camisa y medias blancas y se inclinó instintivamente, como siempre se había inclinado ante semejantes caballeros. Éste, sin embargo, se inclinó a su vez y cuando Grenouille se irguió, él hizo lo propio, tras lo cual permanecieron ambos mirándose con fijeza (…)
Lacan (1975) plantea que, en la mirada de la madre, el niño se reconoce en una unidad desde temprana edad. Tal situación, se evidencia cuando por primera vez es llevado ante un espejo por ella, y se produce tal reconocimiento.
La presencia y aptitud de la madre lo hace presente, existente para otro que lo reconoce. En G. no se había producido tal situación ya que se enfrenta por primera vez ante un espejo en su adultez.
Retomando a P. Aulagnier (1975); las representaciones verbales son huellas mnémicas que en el pasado han sido percepciones y que pueden volver a ser conscientes. Sólo puede hacerse consciente lo que ya ha sido consciente y “fuera de los sentimientos, todo aquello que, originado en el interior pretende hacerse consciente, debe intentar transformarse en una percepción exterior, transformación que sólo es posible a través de las huellas mnémicas” (p. 90).
En G. percibimos que del infans al niño no se produjo la unión de la imagen cosa y de la imagen palabra como forma de evitar el proceso de concientizar su propia historia, de allí esta necesidad de dejar de lado sus sentimientos, los cuales aparecerán recién en el momento de su muerte.
El pictograma testimonia el primer momento, los puros sonidos y olores fuentes de displacer. Evidentemente, en G. los olores han traspasado el umbral de tolerancia por lo cual ese dolor sufrido ha sido la búsqueda permanente de su vida: buscar aromas nuevos y placenteros para aniquilar ese olor primero.
El sentido del olfato en G. es algo prodigioso. pero para poder fabricar una maravillosa sustancia mata a dieciocho doncellas. Ese era el perfume que le permitiría a G. ser percibido por el mundo como un Dios. No se podía oler a sí mismo y por lo tanto no sabía quién era él mismo y seguía buscando su identidad perdida en el repetitivo asesinato de las doncellas.
El olfato es un sentido que permite la lenta incorporación de la realidad y el contacto con el otro; por lo tanto se relaciona con la formación de la subjetividad y el acceso a lo simbólico. El olfato permite discriminar olores amigables o agresivos.
G. se permite asociar los olores a una experiencia o una imagen fuerte, pero demasiado primitiva aún como para poder representar un símbolo de sí mismo.
Una búsqueda de identidad humana: asesinando por un aroma
Encontramos en la novela:
(…) Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella.
(…) Sabía que ahora ya dominaba la técnica de arrebatar la fragancia a un ser humano y no era necesario demostrárselo de nuevo a sí mismo.
La fragancia humana en sí y de por sí le era indiferente. Se trataba de una fragancia que podía imitar bastante bien con sucedáneos. Lo que codiciaba era la fragancia de “ciertas” personas: aquellas, extremadamente raras, que inspiran amor.
(…) El perfume real se desvanece en el mundo; es volátil. Y cuando se gaste, desaparecerá el manantial de donde lo he capturado y yo estaré desnudo como antes y tendré que conformarme con mis sucedáneos.
No, ¡será peor que antes! Porque ahora entretanto habré conocido y poseído mi propia magnífica fragancia y jamás podré olvidarla, ya que jamás olvido un aroma, y durante toda la vida me consumirá su recuerdo como me consume ahora, en este mismo momento, la idea de que llegaré a poseerlo.
(…) cadáveres, como las flores arrancadas, se descomponían con rapidez. Grenouille hizo, pues, guardia junto a su víctima durante unas doce horas, hasta que notó los primeros efluvios del olor a cadáver, agradable, ciertamente, pero adulterador, emanado por el cuerpo del cachorro. Interrumpió el “enfleurage” en el acto, se deshizo del cadáver y puso la poca grasa conseguida y sutilmente perfumada dentro de una olla, donde la lavó con cuidado. Destiló el alcohol hasta que sólo quedó la cantidad para llenar un dedal y vertió este resto en una probeta minúscula. El perfume olía con claridad al aroma a sebo, húmedo y un poco fuerte del pelaje perruno; de hecho, sorprendía por su intensidad. Y cuando Grenouille lo dejó olfatear a la vieja perra del matadero, el animal estalló en un aullido de alegría y después gimoteó y no quería apartar el hocico de la probeta. Pero Grenouille la tapó bien, se la guardó y la llevó mucho tiempo encima como recuerdo de aquel día de triunfo en que había logrado por primera vez arrebatar el alma perfumada a un ser viviente.
Para Green (1993), el inconsciente, el principal concepto del psicoanálisis, se define por la negatividad. En el momento que un sujeto queda atrapado, la compulsión de repetición no logra el acceso a la ligadura, y su tiempo es “asesinado”, tal como describe Green (2000).
Ubicaríamos la compulsión de repetición en un paso anterior al placer, pero que sostiene en su núcleo una búsqueda incesante de ligadura.
Quizás en este sentido hemos de entender la repetición también como una posible demanda de un proceso de objetalización bloqueado. Esa repetición a la que recurre G. en los asesinatos podría pensarse como un intento de ligadura. Recurre a la demanda del proceso de objetalización que ha quedado bloqueado desde las primeras experiencias, que han desbordado el umbral de tolerancia.
Vemos en G. la necesidad de búsqueda de una identidad, una identidad que no se tiene y que se busca en los demás. Sólo puede percibir a través del olfato. No sabe qué identidad tiene porque no huele a nada. Primero busca un olor propio y luego un perfume para someter a toda la humanidad.
Cabe mencionar también que G. muere en el medio del hedor del Cementerio de Paris. Sigue buscando la repetición identitaria incluso en el momento de la muerte.
Siendo en la muerte: máscara prestada y odio
La ejecución de G., uno de “los criminales más aborrecibles” fue una fiesta, casi un “bacanal”, mientras todos estaban enardecidos, idolatrándolo bajo el influjo de su perfume, el verdugo estaba temeroso y G estaba tranquilo, casi disfrutando.
Se señala en la novela:
(…) El hombre que estaba en el lugar de la ejecución era la inocencia en persona. En aquel momento lo supieron todos.
(…) También Papon lo supo. Y sus puños, que aferraban la barra de hierro, temblaron. De repente sintió debilidad en sus fuertes brazos, flojedad en las rodillas y una angustia infantil en el corazón. No podría levantar aquella barra, jamás en toda su vida sería capaz de descargarla contra un hombrecillo inocente ¡oh, temía el momento en que lo subieran al cadalso! Se estremeció.
(…) El aire estaba lleno del olor dulzón del sudor voluptuoso y resonaba con los gritos, gruñidos y gemidos de diez mil animales humanos. Era infernal. Grenouille permanecía inmóvil y sonreía.
Tuvo una horrible sensación porque no podía disfrutar ni un segundo de. En el instante en que se apeó del carruaje y puso los pies en la soleada plaza, llevando el perfume que inspira amor en los hombres, el perfume en cuya elaboración había trabajado dos años, el perfume por cuya posesión había suspirado toda su vida (…) en aquel instante en que vio y olió su irresistible efecto y la rapidez con que, al difundirse, atraía. (…)
Surgió el primer afecto del que G. tuvo noción. Este era el odio hacia todos quienes lo enaltecían por el aroma, el aura que desprendía y que los espectadores percibían. Pero G. los aborreció porque sabía que ese perfume oficiaba como su máscara, una máscara que le era ajena, robada, que reafirmaba la sentencia que le preexistía: lo no humano de su origen.
GRENOUILLE Y CYRIL, DOS PERSONAJES PARA HACER UNA ANALOGÍA DE LA SOBREMODERNIDAD
El tema a tratar será sobre Grenouille, el personaje principal de la novela cuyo nombre completo es Jean-Baptiste Grenouille. Este personaje se caracteriza por la falta de uno de los sentidos, el del olfato. Esta ausencia es la que finalmente le convertirá en un montruo.
A la vez, como introducción me gustaría introducir el término posmodernismo que es el concepto clave de la monografía que más adelante Michael explicará.
Este ensayo es una monografía entre Grenouille, el personaje principal de Süskind y Cyril Abercomby. Protagonista de la obra de Michael Ende.Para hacer una breve introducción, éste último escritor es alemán de literatura fantástica e infantil. Su obra en la que nos vamos a central es La Prisión por la libertad. A medida que transcurra la obra, Ende nos presentará a Cyril, personaje que más adelante comentaremos.
Grenouille viaja por encima de su época, ni siquiera es capaz y él lo sabe de sentir amor o cualquier sentimiento parecido al amoroso. No vive solo entrañado de lo que mira, sino que vive saturado de lo que ve, huele y percibe. Grenouille se sumerge cada vez más en el exceso concepto que finalmente le llega a la decisión final. Por estas razones, deducimos que el estado de Grenouille respecto al mundo es sobremoderno.
A la vez, Süskind lo ubica preciosamente en el inicio de la modernidad, en pleno S.XVIII. Encontraremos conceptos como los avances de las personas, o las leyes de la razón se interponian en el concepto científico. Sin embargo, Jean-Baptiste está ocupado en conceptos que bien podrían atañer a un hombre de hierro. Mira a su alrededor consciente de que ha superado en gran medida a cualquier hombre de su tiempo mercer de su extraordinaria capacidad olfativa.
Por otra parte, encontramos a Cyril que a la vez es una personaje muy poco o incluso nada agraciado.A la vez, no puede sentir cariño, no te interesa el mundo de las emociones y su única obsesión es encontrar un lugar en la tierra que le pertenezca solo a él y que pueda considerar su hogar. Debido a las tareas de su padre, ha pasado toda su vida en hoteles de lujo sin lugar propio.Se topa con la revelación de esto de manera abrupta e inesperado. A partir de este momento, Cyril comienza a buscar a ciegas el especio y propio que nadie más posee.
Como vemos, son notables las concidencias entre ambos personajes. Ambos sufren un entrañamiento con respecto a su época, les repugna el contacto humano y son muy desagradables fisicamente. Ninguno de los dos gozó del cariño de sus padres sino que al contrario, se han criado de forma independiente y frío.
Aun así, esta carencia es la que les empuja a una búsqueda exhaustiva que finalmente produce un final inesperado y definitivo. Curiosamente, como detalle adicional la gente que suele estar en contacto con los protagonista durante un largo periode desparecxe, muere o tiene un destino desagradable.
Para finalizar, me gustaría centrarme en la ubicación en la que se centra Suskind. Desde el momento del nacimiento de Grenouille introduce al lector un panorama donde hace un claro contraste entre las c clases sociales más altas y bajas. Vemos que el nacimiento en esa pescadería donde los olores y no hay ningun tipo de higiene. Es por eso que deducimos desde un inicio que las clases sociales están muy marcadas en ese cuento. Esta era la época en que las ciudades reninaba un hedor, las calles apestaban a estíercol y los patios a orina.
La saturación social y el no lugar
La saturación social remueve la manera de ver el mundo en la modernidad, a causa de el exceso de estímulos sociales recibidos, que cambian nuestra vida cotidiana y relaciones.
Esta situación causa que los individuos se conceptualicen a si mismos y a los demás, además de haciéndole cumplir con diferentes roles sociales y por tano destruyendo su yo-autentico “el yo plenamente saturado deja de ser el yo”.
Un personaje que se encuentra en esa dinámica tiene dos opciones: o aceptar esta situación, como hace Grenouille, dejándose devorar por los humanos que odia, lanzándose a la nada, anulando el símbolo del yo.
La otra opción es recuperar el no-lugar, como hace Cyril, alejándolo de la saturación.
Gergen considera que los objetos de los que hablamos no están en el mundo, son perspectivas particulares, en el caso de Grenouille lo es el perfume perfecto, y en el de Cyril el hogar que busca, son concepciones de los personajes; ambos objetos además representan el fin de una búsqueda, un camino, siendo el estado “perfecto” de los personajes.
Los protagonistas están en un estado de construcción y deconstrucción permanente, que les lleva a autoanularse, así aproximándose a la soledad.
Los no-lugares son espacios que no se pueden definir como espacios de identidad, relacional o históricos, y por tanto es un espacio que se recompone y deconstruye constantemente, amontonando así espacios, que por tanto “no son” en su totalidad.
Este concepto de aprecia más cuando Cyril busca su hogar, que elije con un globo terráqueo que encuentra en una tienda de objetos perdidos que no estaba en ningún lugar. Es interesante que Cyril también viene de no logares, ya que ha pasado toda su vida en hoteles trenes y otros sitios que no contribuyen a la creación de una identidad individual. Cyril busca un sitio que sea suyo, un no lugar donde, al igual que Grenouille, se auto-anula, ya que no es un individuo en construcción.
En cuanto a Grenouille, podemos ver como este procede de un no-lugar, ya que los barrios pobres donde nació estaban infestados de olores, presencias e imágenes que no contribuyen a la creación de un individuo. También cabe destacar que lo que crea los no-lugares en la obra es la percepción del mundo de Grenouille, que coloca los lugares donde encuentra su olor, llevándose así con él lugares, viviendo por tanto en una saturación de no-lugres que su mente crea.
Grenouille se considera sobremoderno por su relación excepcional con el ámbito que le rodea, que le satura, por lo que se anula en el no-lugar en el que nació a través de olores en su imaginación.
De igual manera, Cyril vive inmerso en la saturación a la que se sometió en los no-lugares de su vida, de la que intenta escapar yendo a otro no-lugar con la intención de en la soledad anularse a si mismo y por tanto convertir su hogar en un lugar.
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